Desde el siglo XIX la posición económica y social de los propietarios rurales ha sufrido un intenso retroceso. Paralelamente al retroceso del peso del sector agrario, la que había sido clase dirigente ha perdido progresivamente su preeminencia y ha visto cuestionada su legitimidad social. Naturalmente, este proceso no ha estado exento de tensiones. En Cataluña, el periodo que se abre con la crisis agraria de finales del siglo XIX y cierra con la Guerra Civil es un ejemplo. Como otras regiones europeas, los propietarios intentaron recuperar el liderazgo social por medio de la acción colectiva e impulsaron un nuevo asociacionismo basado en la identidad como grupo profesional, con el objetivo de erigirse en representantes de los intereses del conjunto del sector agrario. Este libro examina el conjunto de iniciativas de organización de los intereses agrarios y de movilización social que llevaron a cabo a los propietarios catalanes durante este periodo clave de nuestra historia, desde su institución más representativa: el Instituto Agrícola Catalán de Sant Isidre.